El riesgo acrecentado de episodios de manía y trastorno bipolar mantiene asociación con la atención aguda por consumo de alucinógenos llevada a cabo en los centros hospitalarios especializados; a pesar del aumento del consumo de sustancias, sea con fines terapéuticos o no médicos, existen importantes lagunas en la comprensión de los riesgos que implican.
El artículo que publica la revista Plos Medicine * examina la asociación entre la atención aguda con la visita a urgencias u hospitalización por consumo de alucinógenos y llos casos nuevos de manía diagnosticados en un centro de atención aguda o de trastorno bipolar, identificado en cualquier otra institución asistencial. Los autores plantean la hipótesis que la manía y los diagnósticos de trastorno bipolar serían mayores en quienes reciben atención aguda relacionada con el consumo de alucinógenos, en comparación con la atención de los casos graves de la población general.
La emergencia en Canadá y EE.UU.
La amplia clasificación reúne a los alucinógenos en los grupos de drogas disociativas, como ketamina y fenciclidina (PCP), alucinógenos serotoninérgicos (psicodélicos) que incluyen psilocibina, dietilamida del ácido lisérgico (LSD), dimetiltriptamina (principal ingrediente psicoactivo de la ayahuasca), y metilendioximetanfetamina (MDMA, conocida como éxtasis), entre otros.
En las últimas dos décadas, creció en América del Norte el uso de alucinógenos por parte de adultos. La evidencia disponible de los Estados Unidos, sugiere que el impulso creciente de la tendencia en particular recae en el LSD y la psilocibina, mientras que el uso de MDMA y PCP disminuyeron progresivamente.
Las visitas a los departamentos de emergencias (ED) que involucran el uso de alucinógenos mantuvieron estabilidad al comenzar la década de 2010, pero aumentaron un 54% entre 2016 y 2022 en California y un 86,4% entre 2013 y 2021 en Ontario, Canadá.
En 2023, el 5,9%, el 1,8% y el 0,7% de los adultos en Canadá informaron el uso de psicodélicos, MDMA y drogas disociativas en el último año, respectivamente, mientras que el 8,9% de los estadounidenses de 19 a 30 años dieron cuenta del uso de alucinógenos en igual intervalo anual.
El aumento en el uso de alucinógenos ha resaltado las lagunas de evidencia sobre los posibles efectos adversos para la salud mental. Una de las preocupaciones de seguridad a largo plazo involucra el desarrollo del trastorno bipolar (TB) o la inducción de manía en personas que lo padecen.
La preocupación ha llevado a que los ensayos clínicos actuales dedicados a evaluar alucinógenos sean cautelosos en la inclusión de individuos con antecedentes de manía o trastorno bipolar I (TB I). En general, la limitación generalizada de los pocos estudios disponibles muestran tamaños de muestra pequeños para examinar las proporciones de alucinógenos consumidos (por ejemplo, uso de por vida o en los últimos dos meses).
La falta de evidencia calificada sobre los posibles efectos adversos de los alucinógenos, incluido el riesgo de manía, genera importantes implicancias potenciales para la salud pública y clínica dado el rápido aumento del consumo en adultos, junto con evidencia que indica un número creciente de personas que requieren atención de emergencia por alucinógenos.
Métodos y hallazgos
Los autores recurrieron a un estudio de cohorte poblacional de personas con 14 a 65 años sin antecedentes basales de TB registradas en el Plan de Seguro de Salud de Ontario, Canadá, entre 2008 y 2022.
Compararon los casos nuevos de manía (resultado principal) y TB (resultado secundario) entre personas consumidoras de alucinógenos que requirieron atención aguda en la visita al departamento de emergencias u hospitalización.
Los modelos de riesgos proporcionales de Cox fueron ajustados por edad, sexo, residencia rural, quintil de ingresos, documentación reciente de falta de vivienda y encuentros de atención médica por salud mental o uso de sustancias en los últimos cinco años.
El estudio incluyó a 9.311.844 personas, de las cuales 7.285 (0,08 %) recibieron atención aguda que involucraba alucinógenos. Dentro de los 3 años de atención aguda con alucinógenos, el 1,43% (n = 104) de los individuos tuvo un episodio nuevo de manía que requirió atención aguda, cifra que representa un aumento de 25 veces en el riesgo en comparación con el 0,06% (n = 41) de los individuos de la población general emparejada por edad y sexo.
Después de la ponderación, la atención aguda para alucinógenos fue asociada con un aumento de 6 veces en el riesgo de nuevos casos de manía en relación con los individuos sin atención aguda por alucinógenos que tenían antecedentes demográficos y de salud mental similares. También se observaron aumentos asociados para el riesgo de un diagnóstico incidente de TB.
Detalles del estudio
Los ensayos contemporáneos han comenzado a incluir individuos con un diagnóstico de trastorno bipolar II (TB II) e informaron mejoras en los síntomas depresivos. Sin embargo, reconocen limitaciones en la generalización de los hallazgos debido a los reducidos tamaños de las muestras las respuestas autoinformadas y la precaución contra la extrapolación de los hallazgos a individuos con diagnóstico de TB I. Los autores aclaran que sus hallazgos coinciden con la literatura previa y la enunciación de la nueva perspectiva a nivel poblacional que contemple el consumo de alucinógenos que requirieron atención aguda para la manía y el TB.
Pese a la amplia gama de alucinógenos potenciales capturados en los diagnósticos de salud registrados en los archivos del seguro de salud de Ontario, el estudio no logra identificar los factores subyacentes que impulsan la asociación observada con un mayor riesgo de trastorno bipolar.
Aumenta la evaluación de los alucinógenos, como ketamina, MDMA y psilocibina, como tratamiento para trastornos de salud mental con la creencia generalizada que alteran los neurotransmisores y aumentan la neuroplasticidad. Es posible que los cambios en los neurotransmisores y la neuroplasticidad que surgen del uso de alucinógenos disociativos y serotoninérgicos puedan contribuir o estar asociados con la aparición de episodios hipomaníacos y maníacos.
En el estudio, dos tercios de las personas con atención aguda relacionada con el uso de alucinógenos tenían visitas previas por uso de sustancias y casi la mitad con una atención aguda relacionada con la salud mental.
En coincidencia con lo expresado por artículos anteriores citados en el estudio, los antecedentes familiares, el diagnóstico previo de problemas de salud mental, la frecuencia y el consumo de múltiples sustancias, representan factores que pueden aumentar el riesgo de síntomas psiquiátricos adversos después del consumo de alucinógenos.
Conclusiones y perspectivas
La atención aguda por consumo de alucinógenos gaurda asociación con el mayor riesgo de episodios de manía y trastorno bipolar. A pesar del resurgimiento del interés y el consumo de alucinógenos, tanto en contextos terapéuticos como "recreativos", los autores reconocen la existencia de importantes lagunas en la comprensión de los riesgos asociados, más allá de la duración de un ensayo controlado aleatorizado y llevado a cabo en poblaciones representativas.
El ensayo recomienda aumentar el número de investigaciones que aborden el riesgo subyacente asociado a los diferentes tipos y patrones de consumo de alucinógenos, junto con los distintos mecanismos que podrían conducir a consecuencias adversas para la salud mental.
* Plos Medicine
Hospital-based care for hallucinogens and risk of mania and bipolar disorder: A population-based cohort study
Daniel T. Myran, Rachael MacDonald-Spracklin, Michael Pugliese, Maya Gibb, Jess G. Fiedorowicz,Tyler S. Kaster, Marco Solmi
2 de diciembre, 2025
https://doi.org/10.1371/journal.pmed.1004805
